viernes, 5 de julio de 2013

Estamos en contacto

Hace algún tiempo, cuando las redes sociales todavía no habían conseguido la carta de ciudadanía entre nosotros, alguien me regaló el dato sorprendente de que cualquier persona que me encontrara por la calle, cualquiera, por diferente que fuera a mí, por alejado que estuviera de mi mundo, compartía conmigo tres amigos. Aunque las estadísticas pueden fallar -y fallan siempre, por estadística-, aquello me tuvo entretenido algunos días, haciendo juegos malabares con las posibles combinaciones: a qué tres personas conoceríamos aquel mendigo que se sentaba cada día con su perro en la calle Sierpes a pedir unas monedas, quiénes serían los afortunados de conocerme a mí y a la dependiente que me sirvió el helado, con quiénes habría charlado, como yo, la chica que me miraba con una extraña expresión mientras me probaba los pantalones, ¿me metería en un lío si piropeaba a aquella morena espléndida o si me burlaba del zopenco del camarero?
Las redes sociales lo estropearon todo y borró la imaginación de nuestras vidas: antes de hacerme amigo de Pepito Pérez ya sé qué contactos compartimos e incluso puedo verlo junto con ellos en alguna que otra foto. Facebook ha acabado con la magia de un click rotundo y fulminante.

No hay comentarios: