viernes, 7 de junio de 2013

Vine a llevarme la vida por delante

Como todos los jóvenes vine a llevarme la vida por delante. Después de que el tiempo me alcanzara y el sentimiento de pérdida se convirtiera en una constante en mi vida, las metas han sido cada vez menos pretenciosas. Ya me conformo no con obtener los resultados esperados, sino con disfrutar mientras lo intento; no con saborear el triunfo en aquello que me propongo, sino con compartir con quien me quiere las mieles de la posible victoria. He descubierto, poco a poco, que lo que realmente me emociona y me satisface son los amigos que conservo desde la adolescencia y que esconden todavía en sus gestos la ingenuidad de quien no ha sido atravesado aún por la desdicha de la temporalidad. Lo que realmente despierta mi gratitud es la amistad que se va forjando de manera desinteresada entre gentes muy distintas, que son capaces de actuar de manera generosa y de aliviar el desamparo al que está condenada la estirpe humana. Como todos los jóvenes vine a llevarme la vida por delante. Conforme pasa el tiempo, sin embargo, me basta únicamente con evitar que la vida me lleve por delante.

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